Alexandre Surrallés, Oscar Espinosa & David Jabin (eds.) (2016)

Apus, Caciques y Presidentes. Estado y política indígena en los Países andinos.

Lima: IFEA, IWGIA, PUCP. 273 p.

 

Reseñado por Silvia Romio

Pontificia Universidad Católica del Perú / Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA)

 

Un estudio que profundiza sobre las prácticas políticas y las formas de autodefinición de los movimientos indígenas amazónicos en sus constantes y aún más profundas interrelaciones con el Estado y el territorio. El texto “Apus, Caciques y Presidentes. Estado y política indígena en los Países andinos” es el último fruto del esfuerzo intelectual del grupo de investigación internacional APOCAMO (“Antropología Política Contemporánea en la Amazonia Occidental”), en su intento por seguir y elucidar las tormentosas y, a veces poco visibles, rutas políticas de los actores indígenas de la Amazonia.

El texto, extremamente ambicioso en sus premisas teóricas y metodológicas, reúne los escritos de trece autores diferentes que analizan un mundo amazónico cada vez más dominado por la penetración del pensamiento occidental, en el cual, sin embargo, no se dejan de reformular (y sorprender) los elementos ideológicos o los materiales incorporados. Si las fronteras entre la ciudad y la selva, entre los indígenas y los mestizos, entre el mundo civilizado y la sociedad “primitiva” van reduciéndose siempre más o, en muchos casos, desapareciendo, ¿qué pistas habrán de seguir los estudios etnográficos actuales, Tanto para la definición del sujeto de estudio como de la metodología de investigación? La imagen consuetudinaria del trabajo de campo etnográfico como momento extemporáneo a la vida ordinaria, en el cual el antropólogo se ausenta de su propio universo cultural para sumergirse en uno “Otro” (lejano años luces de la modernidad y de todos sus efectos y consecuencias) aparece cada día más como un recuerdo de tiempos pasados.

Encontraremos entre las páginas de este libro, chamanes chocobos de origen brasileño con un probable pasado narcotraficante; viejos brujos awajún que se defienden a través de certificados de no-brujería; mestizos que se disfrazan, por moda, con ropas tradicionales shipibo y comunidades shipibas urbanas que reclaman un reconocimiento institucional a la par que una comunidad urbana. El libro nos obliga a considerar la urgencia de salir de los “lugares” y las “perspectivas” habituales de estudios del Otro, y ponernos a observar y describir las prácticas cotidianas de un mundo que vive, ya desde hace varias décadas, en un contacto siempre más profundo e indivisible con la sociedad externa. Casi, diría yo, como partes distintas de un mismo pulmón.

El texto está organizado en tres secciones distintas. En la primera parte, se prioriza la relación entre la selva y el espacio urbano. El artículo de Chaumeil, que inaugura la obra, propone una reflexión sobre el uso y el manejo simbólico de las imágenes del indígena a través de la cámara fotográfica, desde la época republicana hasta los días más actuales. Se analiza cómo ese proceso ha determinado una particular iconografía del indígena y sus más actuales representaciones exotizantes. A continuación, tres artículos de Jabin, Romio y Codja resaltan la frecuentación del espacio urbano por parte de los indígenas (sea en el contexto boliviano o el peruano), y apuntan a reconstruir la perspectiva y la mirada del indígena en esa experiencia. Esta primera parte concluye con el aporte de Espinosa, que enfrenta la cuestión de la interesante relación entre espacio urbano y la sociedad amazónica bajo una perspectiva original: cómo definir el espacio urbano ocupado por los grupos amazónicos.

En la segunda parte del texto, la relación entre pueblos indígenas y Estado es observada desde la perspectiva opuesta, es decir, cuando las practicas estatales entran en las dinámicas cotidianas indígenas: el esfuerzo de muchos líderes indígenas por ser parte de los aparatos institucionales del Estado, sus sueños y trabajos para una participación directa, y su capacidad de manejo de diferentes mundos conceptuales a la vez. Los diferentes artículos nos enseñan la lucha de diversos actores locales a fin de participar como indígenas, y su esfuerzo constante por encontrar, y formular una negociación entre lógicas propias y modelos -y prácticas- impuestas por el externo. En esto se centran los artículos de Correa, García y Lema Garrett, que nos proponen tres interesantes miradas sobre casos de la Amazonia colombiana, ecuatoriana y boliviana. Se abordan los límites y los desafíos de estas dinámicas que se reflejan en las decisiones personales de individuos capaces de marcar sus propias estrategias de acción en la frontera entre las lógicas partidarias y las visiones de poder.

La tercera y última parte del libro contiene los ensayos de Erikson, Garra, Vallejo y Duharte, Valadeau, quienes nos proponen una reflexión compleja y apasionante sobre la presencia y las dinámicas de interrelación entre el lenguaje del Estado y el “fetichismo jurídico” elaborado por los grupos indígenas. En el artículo de Garra, vemos un interesante análisis sobre la producción voluminosa y constante de documentos burocráticos de la sociedad indígena, como instrumento de autoafirmación del poder y en particular, del relacionado al chamanismo. De forma similar, Vallejo y Duharte proponen analizar las formas de interrelación que el chamanismo desarrolla dentro de una comunidad indígena fuertemente involucrada con las actividades extractivas de una empresa petrolera (Amazonía Ecuatoriana). De esa forma, se pueden describir los cambios en la salud y la enfermedad, y su manejo dentro del contexto local, donde las tensiones entre comuneros son consecuencia de las más recientes transformaciones en los intercambios económicos. Estos enfoques permiten reflexionar sobre la extrema adaptabilidad de las sociedades indígenas y su capacidad de reformular algunos de nuestros mecanismos de poder y control político según su propia lógica. Sin embargo, mientras algunos artículos proponen una reflexión crítica sobre la información recogida, otros se limitan a describir los datos, aspecto que no permite realizar un análisis más allá del caso presentado.

Para concluir el texto, encontramos el aporte de Surrallés, director del grupo de investigación APOCAMO. En su artículo, compara cómo tres pueblos indígenas vecinos de la Amazonía peruana, los awajún, los shawi y los shiwilu, se encuentran involucrados en el proceso de demanda de reconocimiento de su territorio integral, y lo hacen amparándose en la Declaración de la Asamblea de Naciones Unidas sobre el Derecho de los Pueblos Indígenas. Es interesante observar cómo en la interpretación de las normas jurídicas y la definición de sus derechos territoriales cada grupo presenta diferencias importantes que son fruto de sus diferentes procesos históricos, y de las relaciones entretejidas en el tiempo entre ellos y con los actores dominantes externos.

En síntesis, podemos afirmar que se trata de un texto bastante completo. Se proponen miradas distintas sobre fenómenos que actualmente están en el centro del debate sobre la relación de poder entre los grupos indígenas amazónicos y los diferentes aparatos del Estado. No obstante, es necesario mencionar la ausencia de una mirada sobre la participación de las mujeres indígenas dentro de este proceso y su aporte en la realización de una especifica “diplomacia indígena” en la relación con los aparatos del Estado. En líneas generales, resulta ser un texto de interés tanto para especialistas en temas amazónicos como para estudiosos de dinámicas políticas y, finalmente, para figuras interesadas en los procesos de desarrollo de los ámbitos regionales.